viernes, 12 de junio de 2015

Hay amores que enferman

El amor no mata, pero enferma, hay sentimientos que crecen demasiado hasta que logran apoderarse de ti, se entremezclan con otros menos puros y más bajos y uno acaba enfermando del alma, de la mente y del espíritu… Lo digo por experiencia, se puede llegar a querer tanto que se acaba con uno mismo…


Por eso, el amor deja de ser amor cuando quieres absorber a la otra persona, cuando le niegas su libertad, su espacio vital, sus salidas, sus entradas, en nombre del amor, cuando le exigen total y completa entrega las 24 horas, cada minuto, cuando pretendes que no tenga otro pensamiento que no sea para ti, que no hable de otro tema, que sólo tenga mente para tu propia persona, sólo haya mensajes para ti… El amor deja de ser amor cuando aísla y esclaviza, cuando obliga, él mismo se condena, porque no hay nada más bonito que dos personas felices y plenas que buscan serlo juntas…
Cuando el amor se transforma en esto desnutre, desvitaliza, desordena, destruye todo lo que encuentra a su paso… Por eso todo lo que hay alrededor, incluidas las personas que te quieren acaban alejándose de ti, tú mismo quisieras alejarte de ti, porque tal vez, una parte de tu cerebro es consciente de lo que le estás haciendo a tu vida, de esa connotación controladora, posesiva y obsesiva que te invade sin razón aparente, más que la propia inseguridad y el propio miedo a la soledad…

Todos tenemos miedos, cada uno a su manera, con forma o color diferente, pero no podemos dejar que este se apodere de nosotros, que nos coma y nos apriete con sus garras, hay que tratar de ser consciente que sólo tenemos esta oportunidad de estar aquí en el mundo, que los días pasan y la juventud se consume, y después, cuando estemos en la etapa final, nos arrepentiremos tal vez de haber sido de una determinada forma, y haber con ello perdido, a las personas más especiales de nuestra vida.

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