El amor no mata, pero enferma,
hay sentimientos que crecen demasiado hasta que logran apoderarse de ti, se
entremezclan con otros menos puros y más bajos y uno acaba enfermando del alma,
de la mente y del espíritu… Lo digo por experiencia, se puede llegar a querer
tanto que se acaba con uno mismo…
Por eso, el amor deja de ser
amor cuando quieres absorber a la otra persona, cuando le niegas su libertad,
su espacio vital, sus salidas, sus entradas, en nombre del amor, cuando le
exigen total y completa entrega las 24 horas, cada minuto, cuando pretendes que
no tenga otro pensamiento que no sea para ti, que no hable de otro tema, que
sólo tenga mente para tu propia persona, sólo haya mensajes para ti… El amor
deja de ser amor cuando aísla y esclaviza, cuando obliga, él mismo se condena,
porque no hay nada más bonito que dos personas felices y plenas que buscan
serlo juntas…
Cuando el amor se transforma
en esto desnutre, desvitaliza, desordena, destruye todo lo que encuentra a su
paso… Por eso todo lo que hay alrededor, incluidas las personas que te quieren
acaban alejándose de ti, tú mismo quisieras alejarte de ti, porque tal vez, una
parte de tu cerebro es consciente de lo que le estás haciendo a tu vida, de esa
connotación controladora, posesiva y obsesiva que te invade sin razón aparente,
más que la propia inseguridad y el propio miedo a la soledad…
Todos tenemos miedos, cada uno
a su manera, con forma o color diferente, pero no podemos dejar que este se
apodere de nosotros, que nos coma y nos apriete con sus garras, hay que tratar
de ser consciente que sólo tenemos esta oportunidad de estar aquí en el mundo,
que los días pasan y la juventud se consume, y después, cuando estemos en la
etapa final, nos arrepentiremos tal vez de haber sido de una determinada forma,
y haber con ello perdido, a las personas más especiales de nuestra vida.
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